
"La encuesta destaca la preocupante situación del creciente número de adictos jóvenes a Internet", alertó Hao Xianghong, secretario general de la Asociación de la Juventud China para el Desarrollo de la Red, que entrevistó a más de 7.000 jóvenes para completar el estudio.
El gigante asiático alberga la mayor población cibernética del mundo, con 384 millones de usuarios y un crecimiento a ritmos anuales de un 30 por ciento.
Los chinos más jóvenes son los principales protagonistas del incremento, ya que un tercio de los internautas de este país es menor de 19 años.
Según las conclusiones de la encuesta, el 15,6 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 23 años es adictos y supone el grupo de riesgo más importante, aunque los autores del estudio también destacaron que el 8,8 por ciento de los niños de entre 6 y 12 años también muestran conductas de adicción.
"Necesitamos hacer más para ayudar a los adictos de entre 18 y 23 años, la mayoría de los cuales son estudiantes", reclamó Hao.
Para los expertos, un adicto a internet es una persona que pasa en conectada a la Web como ocio más de seis horas de promedio diarias durante un período de tres meses.
Las autoridades chinas son conscientes de la magnitud del problema, como muestra el hecho de que Pekín añadió ya en 2008 la adicción a internet a la lista de "desórdenes clínicos", con el alcoholismo y la ludopatía.
En la actualidad, en el gigante asiático existen al menos 300 organizaciones que se dedican a curar este tipo de adicción, y hasta ahora una de las formas de tratamiento se basaba en el uso de electrochoques (impulsos eléctricos de bajo voltaje).
Sin embargo, esta práctica se prohibió en julio después de que saliera a la luz que dos jóvenes murieron en esos centros tras recibir sendas palizas.
El estudio plantea qué hacer frente a esta realidad, que se registra en China, sin embargo ocurre en el mundo. Si bien la cultura de consumo china es distinta a otras, ¿es posible que cualquier persona sea vulnerable a sufrir estos trastornos? ¿Y cómo responde la ciencia ante esta nueva demanda 2.0? ¿Qué postura deben tomar los padres frente al pedido constante de los hijos de consumir contenidos a través de internet? Sin dudas es un debate que vale la pena, inclusive en Argentina.