La muerte de Pedro Magdiel Muñoz Salvador agregó mayor tensión a la crisis política hondureña, país en el que rige el toque de queda desde hace más de doce horas.
El cuerpo de Muñoz Salvador, de 23 años, fue encontrado alrededor de las 6.30 de la mañana a 100 metros del destacamento policial ubicado a 12 kilómetros de la frontera con Nicaragua y presentaba lesiones cortante en la mejilla, la yugula, el tórax y la frente, además de 35 puñaladas por la espalda.
El joven oriundo de Tegucigalpa se había acercado ayer para manifestar a favor del regreso del derrocado presidente Miguel Zelaya, aunque no era un activista reconocido ni un dirigente político.
Si bien al menos dos testigos advirtieron que Muñoz Salvador había sido capturado por la policía, voceros de esa fuerza de seguridad señalaron que no existían registros de esa detención.
El fiscal y los médicos forenses llegaron más de seis horas después de cometido el asesinato, pero descartaron rápidamente que se haya tratado de un asalto, ya que junto al cuerpo encontraron el teléfono celular, la gorra y hasta la mochila de la víctima.
La muerte de Muñoz Salvador, padre de una pequeña hija, provocó conmoción y sumó preocupación en la sociedad hondureña, donde otro joven de 18 años denunció haber sido torturado por los militares que responden al gobierno golpista.
"Me acusaron de cobrar 500 lempiras (unos 25 dólares) por manifestarme, pero me dijeron que ellos ganaban más y que les pagaban para matar”, explicó y relató que fue forzado a desnudarse, y que le tajearon la ropa.
En ese contexto, simpatizantes de Zelaya aguardan novedades sobre la situación del presidente derrocado mientras el gobierno de Roberto Micheletti sostiene la orden de captura.
