(mira los videos) Luis D'Elía y Fernando Peña en DDT con Lanata

Fernando Peña y Luis D'elía - 17 04 2009 - Un Minuto Caliente


La entrevista empezó mal. Jorge Lanata intentó de que arrancara en forma amena y le dijo a Luis D’Elía “te presento a un amigo, hasta se puso traje para verte”, pero Fernando Peña se negó al entrar al estudio a darle la mano al líder piquetero.


“Yo la mano le doy a la gente con la que estoy de acuerdo, con la que pienso igual, la que me honra y le tengo cariño. Ninguna de esas cuatro cosas pasan con el señor D’Elía. Con todo respeto”, se justificó Peña apenas comenzó el reportaje en DDT.

D’Elía: “Vivo en un hogar en el que hasta hace poco eran admiradores de Peña. Por eso le fui a dar la mano. Mano que me negó, aunque se la doy a los amigos y a los enemigos, siempre, más allá de cómo piensen y de qué condición provengan”.

Y agregó: “Estoy nervioso porque no vengo como el dirigente social, vengo como el papá de Pablo D’Elía. Un pibe que estudia, labura, que no está en política ni se mete para nada. Al cual el señor le dijo que era un ‘negro descerebrado’. Por eso lo que ocurrió ese 25 de marzo (la pelea en la radio). Lo estaba esperando al señor”.

Peña: “Yo llamé al hijo porque me había parecido una barbaridad pegarle a un hombre en Plaza de Mayo. Le dije descerebrado, porque no podía unir dos palabras”.
D’Elía: “Cuando a una persona la van a entrevistar, le avisan. A Pablo lo pusieron en la radio al aire de facto, sin haberle preguntado si quería salir”.
Peña:“No lo recuerdo. Pero si fue así, lo reafirmo. Es una expresión argentina cotidiana que se le dice a alguien que no puede unir dos palabras. Me parece mucho peor eso que decirle ‘negro de mierda’. Usted también dice ‘oligarcas hijos de puta’”.

El hombre que odia

En un momento, Lanata decidió preguntarle a D’Elía si era “real” el odio que sentía hacia la clase oligárquica, a lo que el piquetero respondió: “Sí, visceral”.

Peña: “¿A usted le parece bien tener ‘odio visceral’, eso es un orgullo?”

D’Elía: “Bueno, es un orgullo. Eso lo expresaba la queridísima compañera Eva Perón, yo comulgo con sus sentimientos”, dijo y contó la anécdota del velatorio del padre de Evita. Ella era hija ilegítima y no la dejaron pasar a despedirlo porque consideraron que no tenía ese derecho.

Lanata le pregunta a Peña: “¿A vos te enseñaron a odiar cuando eras chico?”

Peña: “No, y si me hubieran enseñado, supongo... porque uno siempre juega con lo que podría haber sido si no hubiera tenido educación… (advierte un supuesto gesto de D’Elía que no salió en cámara). Perdón, ¿qué fue esa seña?”

D’Elía: “¿Qué seña?”

Peña: “Usted es un caradura. ¿Alguna cámara tomó esto, alguien lo vio o no? ¿Está diciéndole a algún guardaespaldas suyo que me agarre afuera y me pegue?”

D’Elía: “No… quédese tranquilo, Peña. Pensé que eras un tipo con más contenido, más talentoso. Pero yo logré algo con vos: fuiste el trasgresor trasgredido. Desde que te trasgredí se voló tu ángel, perdiste, alguien te cantó mancha. Qué va a hacer Peña, dedicate a otra cosa. Te ‘desangelé’, te saqué el ángel, acaba de morir. Qué pena”.

Lanata: “Bueno, ahora lo quiero escuchar a Fernando”

Peña: “Bueno estaba diciendo que… básicamente no odio… me perdí, perdí el hilo”.

¿Marche un bozal legal?

En un momento de la entrevista, D’Elía comparaba la situación de Brasil, con una burguesía industrial que “se puso el país al hombro” con la argentina, y afirmó que “todo proceso de redistribución de riqueza terminó en venganza oligárquica”.

Peña: “No conozco un solo brasileño gremialista o manejador de movimientos políticos corruptos que se reúna con el Gobierno, por eso…”

D’Elía: “¿Vos me estás llamando corrupto a mí? Dale, vamos”

Peña: “Por supuesto”.

D’Elía: “Me lo vas a tener que explicar en sede judicial, porque te voy a demandar porque me lo dijiste delante de toda la prensa argentina y eso es una calumnia”.

Peña: “No es una calumnia, usted va a tener que explicar muchas cosas…”

D’Elía:“Me lo vas a tener que probar a ver si sos tan gallito. Sos un charlatán que no puede sostener absolutamente nada”.

Último round: rebelde way

Ante las preguntas de Peña, que tenía dudas sobre las actividades del líder piquetero, D’Elía comentaba cuál era su labor diaria y recordaba que su padre también lo había hecho en La Matanza “30 años antes” que él “trabajando entre los pobres”.

Peña: “Habla en grande, D’Elía me habla en grande, nunca en chiquito. No le creo nada, habla ‘sarasa’”.

D’Elía: “Sabe, no me interesa que usted me crea”.

Peña: “Bueno, ¿pero yo para qué estoy sentado acá? Me interesa estar sentado acá porque yo quiero expulsarlo del sistema político”.

D’Elía:“Bueno, pero eso no lo hará usted, es el pueblo argentino el que elige. Usted es un trasgresor trucho, de poca monta. No tiene nada relevante. Y sabe, sospecho que esta carta (una que circuló por email sobre el piquetero y el dinero que supuestamente cobraría del Gobierno) la escribió usted”.

Peña: “No lo escribí yo, si no la hubiera firmado. Yo no miento”.

Lanata, ya resignado ante las constantes peleas de sus invitados, hizo el cierre de su programa: “Hubiera querido un diálogo distinto, pero no se dio. Hubiera querido irme pensando que la Argentina iba a ser una sola, no dos todo el tiempo”.
 
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