Cuando Connie Culp escuchó a un niño pequeño llamarla monstruo debido al disparo de escopeta que había dejado su rostro horriblemente desfigurado, sacó su licencia de conducción para mostrar al niño el aspecto que tenía antes. Años después, como la primera beneficiaria de un trasplante de rostro en Estados Unidos, Culp salió a la luz pública para mostrar al resto del mundo el aspecto que tiene ahora.
Sus expresiones son todavía un poco rígidas, pero puede hablar, sonreír, oler y degustar de nuevo su comida. A veces se hace difícil entenderla cuando habla. Su rostro tiene un aspecto inflamado y demasiado cuadrado. Su piel cuelga en grandes pliegues que los médicos planean recortar a medida que la circulación mejore y los nervios se desarrollen, animando sus nuevos músculos. Pero Culp sólo tuvo palabras de elogio para los que hicieron posible su nueva cara.
''Me imagino que ustedes vinieron hoy a verme a mí'', señaló Culp, de 46 años, en una conferencia de prensa en la Clínica Cleveland, donde se llevó a cabo la histórica operación. Pero, añadió: ``Pienso que es mucho más importante que se centren en la familia del donante, que hizo posible que yo tuviera la cara de esta persona.
El esposo de Culp, Thomas, le disparó en el 2004, y luego trató de suicidarse. Fue condenado a prisión por siete años. Su esposa quedó viva a duras penas. El disparo le destrozó la nariz, las mejillas, el paladar y un ojo. Ella tenía que respirar a través de un tubo en su tráquea.
Un cirujano plástico de la Clínica Cleveland, el doctor Risal Djohan, examinó sus lesiones dos meses después. ''El me dijo que no sabía, que no estaba seguro, de si podía arreglarme, pero que él iba a tratar'', señaló Culp.
Culp se sometió a 30 operaciones para tratar de reconstruir su rostro. Los médicos tomaron parte de sus costillas para fabricarle pómulos, y crearon una mandíbula superior a partir de uno de los huesos de su pierna. Tras recibir incontables trasplantes de piel de sus muslos seguía sin poder comer alimentos sólidos, respirar por sí misma, u oler.
Luego, el 10 de diciembre, en una operación de 22 horas, la doctora Maria Siemionow dirigió a un equipo de médicos que reemplazó el 80 por ciento del rostro de Culp con huesos, músculos, nervios, piel y vasos sanguíneos de otra mujer que acababa de morir.
El de Culp fue el cuarto trasplante de rostro del mundo, aunque los otros no fueron tan exhaustivos.