Terminó la misión, pero no se recuperó todo el oro

La misión de rescate de las 9,5 toneladas de oro y plata que se hundieron frente a la costa de Río Gallegos terminó finalmente el sábado por la tarde. "Por fin se terminó esta larga agonía", dijo a Clarín, Jorge Palmés, presidente del Directorio de Cerro Vanguardia, la minera propietaria de la mayor parte de la carga.



El C-Sailor, el buque desde el que se comandó la expedición, atracó en el santacruceño puerto de Punta Quilla donde la Justicia Federal ya dispuso que lo antes posible se pese todo lo que se sacó del fondo del mar para establecer cuánto del total no pudo ser recuperado.
Palmés detalló que 7 barras de metal quedaron en el fondo del mar. "Me explicaron que se les cayó un canasto cuando las estaban sacando y se perdieron", dijo el Ejecutivo, y agregó: "Una de las barras era nuestra y las otras seis entiendo que de Triton", la otra compañía minera propietaria de la carga. Esas 7 barras representarían menos del 2 por ciento del cargamento.
Otras fuentes, sin embargo, dijeron que en realidad lo que no se pudo rescatar fue más: "Del Polar Mist no se pudieron sacar cerca de 200 barras que quedaron atrapadas en las bodegas". De acuerdo a esas fuentes, la carga que no pudo ser recobrada equivale a cerca del 10 por ciento del total.
Al momento del naufragio, el pasado 16 de enero, la carga estaba valuada en 18,5 millones de dólares. "Como el valor del metal subió en estos meses, calculo que ahora debe rondar los 20 millones de dólares", explicó Palmés.
Aunque fueran cerca de 200 las barras de oro y plata que quedaron en el fondo del Atlántico, nunca nadie podrá rescatarlas. Es que se encuentran a 81 metros de profundidad y una expedición de rescate costaría más de lo que valen. Se dice que la misión que acaba de concluir salió más de 4 millones de dólares.
Toda la expedición de rescate fue financiada por Lloyds de Londres, la compañía que tenía asegurada la mayor parte de las 9,5 toneladas de metal.
"Por contrato ellos debían entregarnos toda la carga o el dinero, pero supongo que lo que haremos es ponerle un valor a la barra nuestra que falta y que ellos nos paguen solo eso", sostuvo Jorge Palmés.
Cuando sea descargada en el puerto la carga quedará en custodia de la Prefectura Naval por orden de la Justicia Federal de Río Gallegos. Después de que se las pese y que declaren todos los tripulantes de la misión, las barras serán devueltas a las mineras.

NADA RARO
Cabe destacar que durante las tareas de rescate se vislumbraron algunos rumores sobre posibles anomalías. Pero fuentes consultadas por TiempoSur manifestaron que “a bordo del C-Sailor el personal de Prefectura verificó y chequeó todos los elementos que se emergían del Polar Mist y verificaban las etapas de trabajo de los buzos”.
“Lo que se hace con lo que se rescata, como cualquier otro elemento, es resguardarlo en un lugar específico, un contendor y luego se cierra con candados y demás medidas de seguridad”.
Lo que “pudo haber sucedido es un entrecruzamiento de información”. Pudo haber pasado, explicó la fuente, que en la segunda etapa, cuando se verificó que estaba la carga, los robots que descendieron debieron cortar los precintos y las cadenas de las tapas de bodega. Pero una vez que se fueron recuperando los elementos se los fue poniendo en resguardo y bajo estricta vigilancia.

EL HUNDIMIENTO
Mientras navegaba en la boca del Estrecho de Magallanes, en la mañana del 16 de enero, el "Polar Mist" fue sorprendido por el mal tiempo, con olas de hasta 10 metros.
El pesquero emitió una señal de auxilio y la Armada Argentina envió un helicóptero que rescató a los ocho tripulantes chilenos y los dejó sanos y salvos en la ciudad argentina de Río Gallegos, según confirmaron fuentes oficiales.
Antes de abandonar el barco, su capitán, el chileno Patricio Olivares Huerta, resolvió dejar los motores encendidos y el timón trabado para que la embarcación navegara en círculos.
El capitán alegó que el abandono del barco era la única salida para salvar la vida de la tripulación, asunto que es investigado por el juez argentino Gerardo Caamaño, quien señaló que de momento "no hay ningún delito comprobado por abandono del barco".
Un día después, el remolcador chileno "Beagle" halló el "Polar Mist", sin daños a la vista, y lo enlazó para llevarlo a Río Gallegos, pero después lo soltó tras comprobar que el pesquero comenzaba a hundirse.
Las circunstancias del hundimiento son las más misteriosas pues, según Roque Mandatto, prefecto principal de Río Gallegos, "el barco estaba en condiciones y el clima era óptimo en el momento en que se intentó el remolque".
En la madrugada del 18, el "Polar Mist" se esfumó bajo las aguas del Estrecho de Magallanes -famoso por tragarse decenas de navíos europeos entre los siglos XVI y XIX- y se calcula que está a unos 75 metros de profundidad y a unos 40 kilómetros de costas argentinas.

 
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