
La dramática situación que ha vivido la ciudad brasileña de Río de Janeiro durante el fin de semana actualizó la existencia de organizaciones criminales que, cuando se lo proponen, tienen la capacidad de enfrentar a las fuerzas de seguridad, y sembrar el pánico en la ciudad más turística de Brasil.
El más reciente capítulo del enconado conflicto armado entre narcotraficantes y agentes policiales ocurrió en varios puntos de la zona norte de la ciudad y provocó 16 muertos, 8 heridos, 8 ómnibus incendiados y 1 helicóptero de la Policía Militar derribado a tiros desde una favela.
La policía informó el hallazgo de los cuerpos de 2 personas más, vestidos con ropas de camuflaje, ubicados en una zona boscosa próxima a la favela Morro Sao Joao, en la que se registraron los principales enfrentamientos.
La policía fue a esa favela tras una denuncia según la cual allí habrían sido asesinados 3 narcotraficantes. En el local fueron hallados 2 cuerpos y 1 mochila con numerosa munición de fusiles de asalto. Otros 2 presuntos narcotraficantes murieron durante la madrugada en operaciones del Batallón de Operaciones Especiales, en Jacarezinho, contra los criminales que el sábado derribaron a tiros el helicóptero policial y los enfrentamientos que ya habían dejado 12 muertos.
Desde Jacarezinho, una peligrosa favela en la zona norte de Río de Janeiro, salieron los pistoleros que fueron a ejecutar a sus rivales en Morro Sao Joao. En esa operación la policía incautó 300 kilos de marihuana y 2 pistolas. La policía informó que arrestó a 4 personas que estaban en un vehículo robado en un local de la favela Morro de Sao Joao.
En los enfrentamientos del sábado 17/10 murieron 2 policías que estaban en un helicóptero que fue derribado y explotó tras ser tiroteado, y otros 8 ómnibus fueron incendiados por los delincuentes. El Club de Cabos y Soldados de la Policía Militar de Río de Janeiro anunció que pagará una recompensa de R$ 2.000 (US$ 1.180) a quien ofrezca informaciones que permitan la captura de los pistoleros que derribaron el helicóptero.
Ante la gravedad del conflicto, el Gobierno de Río reforzó la seguridad en las calles con 2.000 policías adicionales, activó la alerta máxima en los cuarteles y suspendió los días de descanso de todos los agentes.
Se sabe que las organizaciones criminales cariocas no tienen un entrenamiento y organización que compita con una de las policías mejor entrenadas en guerrilla urbana pero tienen una extensión territorial vasta y compleja, armamento moderno y una ferocidad sin límites.
Grupos criminales como Comando Vermelho o ADA (Amigos Dos Amigos) se encuentran muy activos, infiltrados entre la población y con un poder de fuego que preocupa sobremanera a las autoridades de cara a los Juegos Olímpicos de 2016.
En verdad, no solamente preocupa a las autoridades brasileñas sino a todos quienes en el Comité Olímpico Internacional votaron para que Río de Janeiro y no Madrid fuese la sede del evento 2016.
La circulación irregular de armas, íntimamente ligada al tráfico de drogas, es una de las facturas pendientes en una ciudad donde los narcos se jactan de tener acceso a armamento antiaéreo.
La ONG Viva Río presentó el jueves 15 en Brasilia un preocupante informe acerca del descontrol de las armas de fuego que circulan en Brasil.
"En general, el país va muy mal", dijo Antônio Rangel, uno de los coordinadores de la investigación. "En el fondo, sigue existiendo una simpatía de los sectores atrasados de la sociedad brasileña hacia las armas. Una simpatía que no cuestionamos, porque están en su derecho de que les gusten las armas. Sin embargo, como ciudadanos no tienen el derecho de ignorar que el crimen en Brasil es un crimen armado, letal. Ésta es la diferencia entre la violencia brasileña y la de cualquier otra sociedad", agregó Rangel, sociólogo y especialista en violencia y armamento.
En términos absolutos, Brasil es el país del mundo Nº1 en cantidad de homicidios provocados por arma de fuego. Si se consideran los homicidios por número de habitantes, la situación sólo es peor en El Salvador, Venezuela y Sudáfrica.
Y esa es otra curiosidad: Sudáfrica, sede del Mundial de Fútbol de FIFA 2010, es el país Nº3 en violencia fatal en el mundo. Le sigue Brasil, que será sede del Mundial de FIFA 2014, además de los Juegos Olímpicos 2016 en Río. ¿Acaso hay que ser muy violento para obtener el privilegio de la organización de eventos tan importantes?
Según la investigación de Viva Río, el problema radica en que buena parte de las armas incautadas por las fuerzas de seguridad regresa, tarde o temprano, a las manos de los narcotraficantes.
Esto se debe al elevado nivel de corrupción instalado en la Policía Militar. No existen depósitos centrales de armas, ni bancos de datos mínimamente fiables y, lo más grave, tampoco existe voluntad política para mejorar la situación.
Entonces, Brasil destaca la capacitación de la Policía Militar pero prefiere omitir su corrupción aún superior.
Las autoridades brasileñas viven en una contradicción que, en ocasiones como la del fin de semana, aparecen con fuerza, más allá del extraordinario marketing habitual carioca.
Según datos del investigador Pablo Dreyfus, desaparecido en el reciente accidente aéreo del Airbus, de Air France, en Brasil circulan 17 millones de armas de fuego, de los cuales el 90% está en manos de la sociedad civil, legal o ilegalmente.
Hasta el submundo del crimen han llegado 3,9 millones de esas armas, el 86% de fabricación brasileña (Brasil es un exportador mediano de armamento).
En Río de Janeiro pusieron en marcha las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), ya presentes en las favelas Dona Marta, Jardim Batam, Cidade de Deus, Babilônia y Chapéu Mangueira, y según las autoridades la experiencia es muy exitosa, y hasta sería un modelo de exportación.
¿Otra vez marketing o hay alguna realidad, pese al desastre provocado por los narcos?