Asesinan de un balazo en el pecho a un gitano delante de su esposa e hijos

Caleta Olivia.- Con la frialdad semejante a la que caracteriza a los sicarios, uno de los cuatro integrantes de una banda de asaltantes mató a un miembro de la comunidad zíngara de esta ciudad disparándole a quemarropa un balazo en el pecho a pesar de que se hallaba maniatado, amordazado y delante de su mujer y dos pequeños hijos. El sangriento episodio ocurrió ayer por la mañana en una finca del barrio General Paz. Los homicidas huyeron por los fondos pero la policía los divisó, persiguió y detuvo a dos de ellos. Más tarde interceptaron a otros dos sospechosos en el límite interprovincial.


Lucas Miguel Cali tenía 34 años, era padre de dos varones de 14 y 8 años y de una nena de 12 y se dedicaba a la compra-venta de autos, estando radicado desde hace siete años en esta ciudad, donde junto a su hermano poseía un local comercial en la calle Beauvoir 1.110, entre Rosario Vera Peñaloza y Damevin, zona del barrio General Paz, a pocas cuadras del casco céntrico.

El alevoso asesinato respondería en principio a un caso de asalto a mano armada ya que los malvivientes se llevaron joyas y algo más de 3.000 dólares que poseía la víctima en su domicilio ubicado en los fondos del local de compra-venta de autos, pero los investigadores no descartarían la hipótesis de un crimen por encargo.

Es que nadie se explica por qué mataron a Cali cuando el mismo estaba completamente reducido, pero además al promediar la tarde de ayer varios integrantes de la comunidad gitana --que es bastante numerosa en Caleta Olivia-- revelaron a este medio que a ellos les había llegado la versión de que al menos uno de los malvivientes era también gitano y que había llegado desde la localidad bonaerense de Pergamino.

Esta versión coincidía con los datos que inicialmente se deslizaron en esferas policiales: la mayoría de los integrantes de la banda procedía de distintas localidades de Buenos Aires.

POR LOS TECHOS

De acuerdo a los datos obtenidos por Diario Patagónico en base a testimonios de vecinos y fuentes policiales, los malvivientes ya habían estado merodeando en las primeras horas de la noche del jueves en el lugar.

En ese sentido se dijo que una vecina le avisó a Cali que estaba preocupada porque su hijo había visto a varios sujetos trepando por los techos, por lo cual decidió encerrarse en su casa, pero extrañamente nadie había llamado a la policía.

No quedarían dudas de que serían los mismos sujetos los que ayer volvieron al lugar a eso de las 9:30, llegando al domicilio de quien sería la víctima fatal, para lo cual avanzaron por un pasaje, luego saltaron un paredón y alcanzaron un techo para llegar a un patio interno del inmueble donde residía la familia gitana.

Se cree que todos ellos estaban armados y que luego de reducir a Cali y amedrentar a su esposa y a dos de los hijos que se encontraban en esos momentos (el mayor había salido), los obligaron a entregarle algunas joyas, al tiempo que se hicieron de más de 3 mil dólares.

A SANGRE FRIA

Luego los hechos que se sucedieron se tornan confusos, pero una chica gitana y otros allegados a la víctima contaron -por dichos de la viuda- que uno de los asaltantes que habrían actuado a cara descubierta, le dijo temerariamente: “ahora vamos a ir a lo de tu ‘mami’”; es decir que la intención era ir hacia el local donde se realizaba la compra-venta de autos.

Sin embargo, otro de los individuos que ingresó al sitio donde estaba reducida la familia, extrajo su arma de fuego y le disparó a Cali directamente al pecho, a quemarropa. Tras ello, hubo algunos gritos y todos decidieron escapar por el mismo lugar por el cual habían llegado.

Un vecino que se hallaba colocando membrana en el techo de su casa los vio escapar y los insultó, pensando que eran ladrones comunes, pero tuvo que arrojarse al suelo (sobre el mismo techo), cuando uno de los desconocidos se frenó, extrajo un revólver o pistola (el testigo no pudo precisar) y le apuntó por uno o dos segundos que a él le parecieron una eternidad, pero no accionó el gatillo y optó por continuar la huida.

IMPLACABLE PERSECUCION

El ruido del balazo que mató a Cali no se habría escuchado desde la calle, pero algunos vecinos corrieron al domicilio al escuchar los gritos de su familia y vieron hacia donde escapaban los desconocidos, tal como lo había hecho el que trabajaba en el techo de su casa.

Además, desde la Unidad Regional Zona Norte de la Policía de Santa Cruz se indicó que en esas circunstancias pasaba a pie por las inmediaciones un cadete de policía que se hallaba de franco y que también vio a los sujetos que salían corriendo desde un pasaje.

En muy contados minutos se aproximó un móvil patrullero que realizaba una recorrida de rutina y sus ocupantes fueron en búsqueda de los que en un primer momento se creía que eran simples ladrones.

A menos de dos cuadras del lugar de los hechos, los policías divisaron a un dúo que iba a toda carrera y les dio alcance, pero se dieron cuenta de lo peligrosos que eran cuando mostraron amenazantes sus armas de fuego, tanto a los uniformados como a algunos transeúntes que miraban azorados la persecución.

No hubo enfrentamiento armado con la fuerza de orden, pero los ocupantes del patrullero les dieron rápido alcance y virtualmente los acorralaron en el patio de una casa ubicada en la intersección de Damevin y Castelli, en el barrio Miramar, a no más de 500 metros del lugar del crimen.

DEMORAN A OTROS SOSPECHOSOS

Los otros dos sujetos lograron eludir el cerco policial ya que habrían tomado un rumbo distinto. Se tenía la sospecha de que lo hicieron en algún vehículo que tenían estacionado en las inmediaciones. Pero mucho más tarde, a eso de las 19, se habría interceptado un auto en la comisaría “Ramón Santos”, ubicada en el límite interprovincial, y detenido a dos sospechosos, en medio de un fuerte operativo de seguridad. La policía cree que se trataría del resto de los integrantes de la banda.

Los que no pudieron huir fueron obligados a arrojar sus armas ya que los policías les hicieron una fuerte advertencia de que iban a repeler el ataque si las accionaban. Además, en menos de dos minutos el sitio se había cubierto de uniformados y de hecho no les dejaban escapatoria alguna, aunque el temor de los policías era de que ingresaran a alguna casa particular y tomaran rehenes, pero no les dieron tiempo a nada.

Hasta el cierre de este reporte periodístico no había informe oficial por parte de la Unidad Regional de Policía Zona Norte, pero fuentes de ese ámbito señalaron que se había incautado un revólver y una pistola, además de joyas y dólares. Uno de los hampones atrapados es de contextura física robusta y ambos vestían remeras, jeans y zapatillas.





0 comentarios:

 
Pico Truncado © 2010 | Designed by truncadonoticias | 2010