La ex conejita de Playboy Kendra Wilkinson está frente a una decisión fundamental para su carrera en los medios: ¿se sacará o no los implantes mamarios que se puso a los 18 años? Al parecer, ni sus admiradores ni su propio marido quieren que se anime a volver al llano.A pocos meses de dar a luz a su primer hijo, la mediática fue invitada a un programa de televisión junto a su marido, donde el presentador entró de lleno en la cuestión de su cambio de look. Ante el abucheo generalizado que se provocó, ella pidió el consentimiento de la gente.
"Siento que estoy un poco pesadita de arriba, ¿ustedes qué creen, debería sacármelas?", preguntó la rubia a la audiencia del programa "Lopez Tonight". La respuesta fue un contundente "¡No!", según informó el sitio TMZ.
"Yo la apoyo, pero definitivamente voy a extrañarlos", se limitó a intervenir su marido, el jugador de futbol americano Hanks Baskett.
Wilkinson empezó su carrera cuando era sólo una adolescente. Fue contratada para una fiesta provada en la mansión de Playboy, a la que fue desnuda y pintada de pies a cabeza con látex. Así la conoció el magnate Hugh Hefner, creador de la revista, quien primero la convirtió en su novia y después en una modelo de tapa.
Años más tarde, y tras ganar su espacio en el mundo de los reality show, Wilkinson obtuvo su propio programa, y eventualmente encontró el amor y se casó con Baskett, con quien hace dos meses tuvo a su primer hijo, Hank Baskett IV.
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