Graciela volvió a la ciudad donde fue drogada, golpeada y abusada

Graciela Cañete, la mujer que fue secuestrada en Ezeiza para ser explotada en un prostíbulo de Gualeguaychú como esclava sexual hasta que logró fugarse, se presentó este miércoles en los tribunales de esa ciudad para brindar declaración acerca del calvario que vivió en octubre del año pasado y que difundió 24CON

La cita fue a pedido de la fiscalía N°2 de Gualeguaychú por la presentación que hizo el Jefe Policial Roberto Sanchez luego de ver la nota reproducida por el diario El Día de esa ciudad. Graciela fue trasladada con todas las garantías en un móvil policial, escoltada por efectivos y personas de su confianza.

La Justicia Federal trabaja en el caso caratulado como “Trata de personas” a través del Juzgado N° 2 de Lomas de Zamora, en donde la causa avanza bajo un riguroso secreto de sumario. Sin embargo, fue la primera vez que Graciela declaró en la misma ciudad en donde sufrió en carne propia el infierno de la explotación sexual.

Allí, revivió una vez más el horror al que fue sometida desde que fue citada por medio de engaños a la estación de Ezeiza, posteriormente secuestrada en una camioneta, drogada y llevada al destino final, un prostíbulo de esa ciudad de Entre Ríos del cual a principios de año se rescató a una menor en un operativo y que actualmente sigue en funcionamiento.

El bar del infierno

Lejos de cualquier similitud con el libro de Alejandro Dolina, el lugar en cuestión se llama “Canto bar 63” y es una “whiskería” ubicada sobre el Boulevard Daneri, una avenida que atraviesa la ciudad de norte a sur. La calle nace en el cementerio y su continuación, Jurado, finaliza en la terminal de ómnibus. Su ubicación, forma y espacio coincide a la perfección con el relato de la víctima.

“Nos escapamos por la ventana del primer piso. Abajo tenía pool y esas cosas. Yo estaba en una habitación que tenía madera en las paredes y el piso. Lo único que había era una luz roja y una cama”, recordó Graciela cuando habló con 24CON y relató la fuga que había protagonizado gracias a una travesti del lugar. Y agregó que cuando salió, lo primero que vio fue una ruta, por la que corrió hasta la estación de ómnibus.





Tal vez por el miedo, la adrenalina y la confusión, las cerca de 20 cuadras entre el prostíbulo y la terminal le parecieron menos, ya que recordó haber corrido cerca de 10, y la ruta que menciona en realidad es el ya nombrado boulevard. Lo cierto es que en declaraciones a medios locales, la regenteadora del “cantobar” admitió haber recibido a Graciela, aunque se defendió al decir que la mujer llegó ahí en auto y para trabajar “por su propia voluntad”.

Más allá de este esbozo de defensa que incluso complica aún más la situación de los responsables de ese local, el caso de Graciela no es el primero que tiene como espacio geográfico “canto bar 63”.

Mismo lugar, mismo delito
El día 6 de marzo de este año en el mismo sitio se realizó un allanamiento por parte de personal de la Delegación Inteligencia Criminal de la Prefectura de Zona Bajo Uruguay, en donde se encontraron 10 mujeres dedicadas a la prostitución, una de las cuales era una nena de 16 años oriunda de Misiones que se hallaba escondida debajo de la cama.

Por el hecho se rescató a la menor -que fue asistida por parte de personal del Departamento Trata de Personas de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Institución- e incluso hubo un detenido que fue puesto a disposición de la justicia. Pero aún así, el prostíbulo siguió en funcionamiento y por la información que le aportaron a este medio colegas de esa ciudad, todavía sigue abierto como si nada hubiese pasado.
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Operativo realizado por personal de Prefectura en el mismo lugar
“Ese mismo lugar, habilitado como whiskería, es un prostíbulo, e Incluso hay un expediente judicial en donde ya se tramitaba la clausura por este incidente de la menor de Misiones”, aseguró a 24CON María Angélica Pivas, coordinadora del “Foro Social Infancia Robada” de Gualeguaychú que se encarga de seguir casos similares.

Asimismo, Pivas indicó que desde el año pasado una ordenanza municipal (Decreto Nº 2051/2009) prohíbe la habilitación de estos establecimientos (tipificados en la Ordenanza N° 10.394/99 como actividad tipo “D”, “Wiskerías”, “Club Nocturno”, “Cabarets” o similares) y le da un plazo de 24 meses para cerrar a los cuatro que aún trabajan.

Delito viejo, ley nueva
El delito específico de “Trata” aparece con la actual Ley 26.364 que se sancionó en el 2008 (de acuerdo al protocolo internacional de Palermo del año 2000) y plantea penalizar a los que convierten las personas en mercancías, es decir, víctimas de explotación sexual o laboral.

Sin embargo, como delito, leyes anteriores se encargaron de la problemática de la explotación sexual. Uno de los pioneros fue Alfredo Palacios quién impulsó en 1913 la ley N° 9143, que se encargó de proteger a las víctimas y penalizando a sus responsables.



Pero fue en 1938 la Ley 12.331 (que aún sigue vigente) la que estableció en su artículo 15 que “Queda prohibido en toda la República el establecimiento de casas o locales donde se ejerza la prostitución, o se incite a ella”.

Incluso en la misma norma se establecen penas para quienes “Sostengan, administren o regenteen, ostensibles o encubiertamente, casas de tolerancia”.

“Esta Ley nunca fue derogada pero nunca se aplicó, hay condena cero”, explica Sebastián Basso, Fiscal Federal . “En el delito de Trata, por recomendación internacional, siempre se presume que las autoridades policiales o políticas locales pueden tener algún vínculo, por lo que se otorgó la competencia federal y actúan jueces y fuerzas federales con divisiones especiales como la Policía Federal, Prefectura Naval, Gendarmería y Aeronáutica”, agregó. De ahí que en los operativos sea común que trabaje personal de Prefectura Naval.

“La idea en este delito es sacarle a la persona la cualidad de sujeto y transformarla en un objeto. Se busca sacarle todo rastro de humanidad para que sirva como objeto sexual. Las víctimas suelen ser personas vulnerables, fácilmente captadas por engaños o por la fuerza, y llevadas a un prostíbulo por un valor determinado”, aclaró.

“En muchos allanamientos se encontró que las víctimas son mantenidas en estado de drogadicción y alcoholismo para soportar el trato al que son sometidas”, explicó Basso, aunque también insistió con la necesidad de investigar a fondo cada caso ya que por este mismo motivo el testimonio de las víctimas puede contener elementos inexactos.



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