
Durante más de diez años tuvo que esconderse, inclusive de sus propios hijos, detrás de una máscara para dormir negra. Chrissy Steltz, oriunda de Milwaukee, Estados Unidos, tenía apenas 16 años cuando le volaron media cara con un tiro de escopeta.
Las heridas le habían dejado heridas tan horroríficas que su hijo recién nacido nunca la había visto sin la máscara. Pero ahora, gracias a un novedoso procedimiento quirúrgico, un equipo de médicos logró darle una nueva vida.
Los especialistas pasaron años diseñando una prótesis plástica, que se puede remover y reajustar, en base a las fotos de adolescente de Chrissy pero adaptándola a sus actuales 27 años. E hicieron todo el trabajo gratis, según el sitio de The Sun.
En marzo de 1999, la joven perdió sus ojos, nariz y una gran parte de su cráneo cuando un grupo de jóvenes alcoholizados jugaban con una escopeta robada y accidentalmente le dispararon.
La última imagen que Chrissy vio con sus ojos fue cuando le apuntaban a su rostro. “ Yo les decía ‘guarden eso antes de que maten a alguien’. Y ellos respondieron que no estaba cargada’”.
El disparo le arrancó dos terceras partes del rostro. Estuvo en coma y pasó hospitalizada seis semanas. Apenas recobró la conciencia, tuvo que enfrentar la noticia de que su cara había quedado destrozada y que había perdido para siempre la vista y el olfato.
“El impacto fue tan fuerte que le arrancó todo el ojo izquierdo con su hueso, su nariz, la estructura de la mitad de la cara y dañó el ojo derecho de tal manera que era imposible que volviera a ver”, aseguró el médico Eric Dierks, quien la trató desde el accidente.
La joven aún vive con perdigones del tiro de escopeta alojados tan profundamente en su cerebro que son imposibles de sacar. Pese a todo, apenas recuperada del accidente, Chrissy comenzó a aprender braille y a caminar con un bastón.
“Cuando tome conciencia de lo que me había ocurrido, de que había perdido para siempre la vista y que jamás la iba a recuperar, me di cuenta que las opciones eran dar lástima o enfrentar la situación. Eso es lo que hice”, comentó Chrissy.
Justamente, ella conoció a su novio en una escuela para ciegos y tuvieron su primer hijo en julio de 2009. Aunque nunca podrá ver su prótesis ni cómo le queda, ella quiso usarla igual para sentirse más segura, especialmente en lugares públicos.
Como el disparo le quitó las paredes oculares y la cavidad nasal, los médicos decidieron aplicar una prótesis en lugar de un implante facial . Para ello, quitaron el tejido dañado, realizaron un corte en la cavidad nasal para formar una vía respiratoria, aplicaron implantes dentales y pusieron magnetos para mantener la prótesis en lugar.
La máscara facial está hecha con partes de hueso de la pierna derecha de Chrissy, decenas de tejidos de piel, y partes de metal. Además, para que fuera más natural, los médicos le agregaron deliñeador a los ojos plásticos, y se aseguraron que la silicona imitara el reflejo natural de la piel en la luz.
Pero la verdadera prueba para Chrissy fue cuando pudo quitarse la máscara negra y mostrarle su nuevo rostro a su hijo. “Todo está yendo muy bien. No parece que le molestara ni un poco”, afirmó ella

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