
La compra quedó en manos de Jessica Uliarte, su mujer y administradora de los emprendimientos familiares. Preparándose para el verano, los Uliarte-Ulloa ya empezaron las refacciones del chalet principal. Le agregaron una galería de unos 7 metros, además de ampliaciones diversas para más habitaciones. Por ahora lo único que se ve es una residencia interesante, acompañada de una apacible pileta. Pero los albañiles aseguran que cuando se terminen las obras, todo va a ser distinto, en un lugar donde el campo y el sol generan un contraste envidiable.