En su regreso a River, Ariel Ortega marcó un gol de otros tiempos, al picarle la pelota al arquero del Everton, y así los dirigidos por Néstor Gorosito vencieron 1 a 0 al equipo inglés, en Edmonton, Canadá.
A los 26 minutos del primer tiempo Ortega tomó una pelota a unos 15 metros del área, encaró entre tres defensores, los superó en velocidad y cuando iba a quedar mano a mano con el arquero picó la pelota para marcar un gol de esos que siempre se recordarán.
Esa jugada, que se ve poco en estos tiempos en el fútbol argentino, justificó el amistoso jugado por River en Edmonton, ante un débil equipo inglés, en un estadio semivacío y con un césped que no tenía nada que envidiarle, como diría Diego Maradona, “al pisadero” del estadio Monumental.
Todas las miradas de este primer equipo “casi” titular –no jugaron Marcelo Gallardo, Paulo Ferrari, Augusto Fernández y Oscar Ahumada, entre otros- que paró Néstor Gorosito estaban centradas en lo que pudiera hacer el jujeño Ortega.
Y el ídolo de River no defraudó, no sólo por el gran gol que marcó, sino porque mientras tuvo piernas, sobre todo en el primer tiempo, corrió, jugó, hizo jugar y se pareció al Ortega de los mejores tiempos.
Ortega comenzó con algunas dudas, impreciso y nervioso, pero con el correr de los minutos se fue soltando, mostrándose como receptor, descargando cuando hacía falta y quebrando su cintura en varias oportunidades, algo que desorientó a los volantes y defensores de Everton.
Cristian Fabbiani, su acompañante en la delantera, no estuvo a la altura de las circunstancias, luciendo nuevamente un notorio exceso de peso, y eso perjudicó las chances de hacer más goles de River.
Cuando Ortega pudo quebrar la cintura, engañar a sus rivales y entregar la pelota rápido llegó lo mejor de River en tierras canadienses y el primer tiempo terminó sólo 1 a 0 por la falta de puntería y porque Matías Abelairas, sin arquero, le acertó a un palo cuando tenía todo para señalar el segundo tanto.
En la parte final del encuentro la historia cambió, porque dejó de ser partido, debido a que ambos entrenadores realizaron muchas variantes, buscaron alternativas tácticas, ya pensando en lo que se viene más que en lo que estaban jugando.
A los 20 minutos del segundo tiempo para todos se terminó lo que a esa altura intentaba ser un partido, porque Ortega se fundió y fue reemplazado por Daniel “Keko” Villalba, el juvenil al que el jujeño marcó como su sucesor.
Al final ganó River, sigue invicto en tierras canadienses pero lo más importante es que parece estar dando los primeros pasos para recuperar a Ortega, quien volvió a su casa y todos sueñan que este regreso reviva los viejos y buenos tiempos.