
Como todos saben, Pico Truncado no está exento de la creciente ola delictiva regional, violencia callejera, grescas con la policía, robos con victimas fatales o heridas con muchísima saña.
En un primer momento, a Gabriela Montenegro le endilgaban una relación de pareja turbulenta, posibles riñas y pleitos varios. Por ello la justicia investigó infinidad de veces a su actual pareja, allanó su domicilio, su auto, cada pertenencia…. pero nada. Este joven -hasta el momento- no habría podido ser involucrado directamente a la causa, y si lo hicieron, la justicia no lo menciona aún.
¿Qué rumor crece constantemente en la ciudad?... El más temido!. Las mafias del narcotráfico también radicarían en Pico Truncado o en zona norte de Santa Cruz.
No pocos son los que comentan que Gabriela Montenegro, en esos interminables días donde todo un pueblo salió en su búsqueda, habría quedado sumisa a la voluntad de estos narcos indeseables que –podrían haber hecho algún trato con ella- y ante la pérdida en este nefasto negocio, habrían sometido a Montenegro a interminables golpizas, cortes y –por último- numerosas puñaladas hasta quitarle la vida ante la negativa a devolver o satisfacer las demandas de estos “especimenes”.
Si fuese así, si la causa de Montenegro fuera en este sentido, si hubieran traficantes que secuestraron a Gabriela, la vejaron y maltrataron hasta dejarla sin vida tirada en un descampado en cercanías a la laguna Los Patos, donde un mes después descubren su mutilado cuerpo; muy oscuro es el futuro de Pico Truncado si nadie puede demostrar claramente quien la mató y que ocurrió en treinta días con esta chica.
Seis años atrás, hablando con un oficial de policía de la localidad en medio de un disturbio callejero, próximo a un local bailable, nos comentaba que a veces la ley “tienen que mirar para otro lado” al referirse puntualmente al flagelo de la droga. El comisario ya no es el mismo, y quien estuvo anteriormente fue corrido por querer hacer su trabajo. Por pedir materiales y la colaboración de un pueblo.
Quien le pone el cascabel al gato entonces, si no son nuestros gobernantes. El desconcierto y temor de andar por la ciudad en algunas franjas horarias por estas nuevas “favelas” truncadenses, donde hasta la policía es repelida; tiene un responsable. Aunque le importe un carajo su seguridad, total ya lo votó.