La historia de la vida
Pase sobre la línea de tiempo para obtener información y acceder a vídeos y gráficos interactivos. Amplíe o disminuya la escala temporal
y muévase hacia delante o atrás con los tiradores. Si quiere acceder directamente a cada archivo, use el botón 'contenido'.
Darwin vs Dios
por PABLO JÁUREGUI
Charles Robert Darwin supo desde el principio que su Teoría de la Evolución iba a caer como una irreverente bomba sobre los dogmas establecidos de la fe cristiana. No es de extrañar, por lo tanto, que se pasara más de dos décadas dándole vueltas a lo que el filósofo Daniel Dennett bautizó como su «peligrosa idea», hasta que finalmente se atrevió a publicar 'El Origen de las Especies'.
Poco antes de que esta osada obra viera la luz, en una carta que escribió a su amigo Joseph Hooker, Darwin confesó que se sentía «como un hombre a punto de confesar un crimen». No era para menos. En la Inglaterra victoriana del siglo XIX, la idea de que todas las especies vivas —incluyendo el ser humano— no habían sido engendradas de un día para otro por la mano de Dios, sino que habían evolucionado durante millones de años mediante un proceso de selección natural, suponía una insolente blasfemia.
Para comprender hasta qué punto Darwin era perfectamente consciente de la polémica que sus ideas iban a desencadenar, hay que tener en cuenta su propia trayectoria personal e intelectual. Al fin y al cabo, en su juventud el 'padre de la evolución' estudió teología en la Universidad de Cambridge con la intención de convertirse en sacerdote de la Iglesia Anglicana, y no cuestionaba la validez de la Biblia como fuente sagrada para explicar el origen del mundo. Sin embargo, a lo largo de los años, y sobre todo tras la experiencia transformadora que vivió durante su aventura científica a bordo del Beagle, la fe de Darwin se fue erosionando ante el cúmulo de evidencias que contradecían todas las verdades supuestamente incuestionables del Libro del Génesis.
El creciente escepticismo del naturalista frente a la religión se convirtió en una dolorosa fuente de tensión con su devota esposa Emma, sobre todo desde que en 1849 dejó de ir a misa los domingos, y decidió dedicar el rato que su familia pasaba en la iglesia a pasear por el campo para seguir reflexionando sobre sus ideas. Dos años después, la muerte de su adorada hija Annie, como consecuencia de una tuberculosis que acabó con su vida a los 10 años, fue la puntilla que le hizo perder definitivamente la fe. Para Darwin, la crueldad y el sufrimiento de un mundo donde él había comprobado cómo algunas avispas se alimentaban de los cuerpos vivos de los gusanos en la dura lucha por la supervivencia, o donde morían niños inocentes como su queridísima Annie, no parecían compatibles con la existencia de un Dios omnipotente que se preocupara por sus criaturas. Sin embargo, a pesar de todo, Darwin nunca quiso definirse públicamente como ateo, y dejó escrito que «el agnosticismo es una descripción más correcta de mi postura».
Como era de esperar, la publicación de 'El Origen de las Especies' en 1859 desató un escándalo descomunal en la sociedad británica, y Darwin tuvo que sufrir la humillación de ver su inconfundible rostro barbudo caricaturizado sobre el cuerpo de un mono. Al mismo tiempo, las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Anglicana denunciaron que la Teoría de la Evolución constituía la visión más degradante del ser humano jamás concebida, y alguno incluso llegó a compararle con la serpiente del Jardín del Edén, por intentar pervertir a la sociedad británica con sus «ideas perversas».
A Darwin toda esta polémica no debió sorprenderle demasiado, ya que conocía de primera mano, dentro de su propio hogar, los conflictos religiosos que podían provocar sus teorías. Lo que sin duda le hubiera chocado mucho más es descubrir que 150 años después, las llamas de esta controversia todavía no se han apagado en el mundo del siglo XXI.
La importancia de Darwin
Científicos y expertos analizan y valoran la importancia de Darwin en la Historia de la Ciencia,
nos cuentan cómo les ha inspirado en su trabajo y opinan de la polémica entre creacionismo y darwinismo.
Darwinmanía
Los creacionistas tienen a su peor enemigo hasta en la sopa.
Literatura, cine, TV, coloquios e incluso música (la banda de metal Korn le dedicó
una canción bajo el original título de 'Evolution') hablan o han hablado de Darwin y sus teorías.
por IGNACIO DE LOS REYES
Homer también es fruto de la evolución
Cuando Sir David Attenborough te dedica un documental, es porque eres alguien (o algo) importante de verdad. El rostro más famoso de las sobremesas de La 2 ha sido el encargado de preparar 'Darwin y el árbol de la vida', un programa especial de la BBC dedicado al científico y su teoría. Pero la televisión le había rendido antes otros homenajes rebajados de seriedad. Como en 'Los Simpson', donde Homer evoluciona de organismo unicelular al obeso apoltronado en el sofá que es hoy. Fiel a su estilo, la profesora de la escuela de South Park enseña a sus alumnos cómo surgió el ser humano. Según ella, todo se originó a partir de 'sexo sucio' entre monos y peces. «
Silas, de 'El Código Da Vinci', será Darwin
¿Y si hubiesen sido los simios los privilegiados de la cadena evolutiva? El francés Pierre Boule imaginó un lugar donde la sabiduría vivía en el desarrolladísimo cerebro de gorilas y orangutanes. Hollywood transformó en celuloide de oro su novela, primero en 'El planeta de los simios' de 1968 y luego en el poco afortunado 'remake' de 2001 a manos de Tim Burton. En 2004, un documental europeo desvelaba la despiadada lucha por la supervivencia en África, un lugar donde, según 'La pesadilla de Darwin', los más fuertes sobreviven para contar la evolución a costa de traficar con armas, alimentos y personas. Completamente ligada al científico es la película que prepara el director británico Jon Amiel bajo el título 'Creation', con Paul Bettany (Silas, de 'El Código Da Vinci') y Jennifer Connelly ('Diamante de sangre') como posibles Charles y Emma Darwin.
Por mucho que se esmeren ahora en conmemorar por todo lo alto el nacimiento de uno de sus héroes nacionales al otro lado del Canal de la Mancha, Darwin ha sido una figura muy celebrada antes de este bicentenario. Considerado uno de los británicos más importantes de toda la Historia por el programa televisivo '100 Greatest Britons' —codeándose con Diana de Gales, Shakespeare o Churchill-, ocupa desde 2000 la cartera de los británicos presidiendo los billetes de diez libras (el Banco de Inglaterra lanzará ahora una moneda especial de dos libras). Existen incluso varios premios con su nombre, aunque el más recordado, por su hiriente demostración de humor negro, es el Darwin Award, que cada año premia a torpes y pobres diablos que pasan accidentalmente a mejor vida para mejora de la especie humana. Este año, uno de los premiados es el malogrado sacerdote brasileño que soñó con volar amarrado a cientos de globos.
0 comentarios:
Publicar un comentario