
Con el riesgo de fastidiar al lector transcribo un fragmento de las reflexiones que bajo el título de “PSICOSIS PARANOIDE” publicara en www.opisantacruz.com.ar el 1° de mayo de 2007, que refería a tal episodio:
“…Comprobé, de igual modo, que la característica esencial del trastorno paranoide es la de un patrón de suspicacia y desconfianza general hacia los otros, de forma que las intenciones de estos son interpretadas como maliciosas. La persona paranoica presenta delirios de grandeza y persecución, por lo que suelen ser autosuficientes y poseen una gran necesidad de controlar a los que les rodean. Las personas con este trastorno piensan que los demás se quieren aprovechar de ellas o que les van a engañar, que traman algún complot en su contra. Desconfían de la lealtad de sus amigos y compañeros, acusándoles ante la mínima desviación de deslealtad. No suelen establecer relaciones de intimidad, pues piensan que la información que comparten puede ser utilizada en su contra. Son individuos rencorosos, en los que el menor desprecio les provoca hostilidad.
A esta altura de la descripción de la personalidad del paranoico, cuadro que los peritos le confieren a un desequilibrado conductor de un camión robado que tras un largo periplo de locura tuvo por contingencia volcarlo frente al domicilio particular de la familia KIRCHNER en Río Gallegos, la verdad es que no me preocupa. No me preocupa la psicosis paranoide de Walter MANSILLA que en la mañana del sábado lo arrastrara a ese rapto de alienación que, por suerte, no ocasionara daños humanos irreparables.
Me preocupa si, que si el triunfo de la verdad otorga sus laudos a los peritos judiciales entonces estaríamos ante la presencia de dos personas con la misma paranoia. Yo tengo la imagen de esas dos personas que tiran de la cuerda. En un extremo Walter MANSILLA, el perturbado, el paranoico, con su cuadro de demencia que en su intento de dañarse a si mismo corre el riesgo de dañar a los demás. Del otro lado de la cuerda Néstor KIRCHNER y su propia enfermedad, su propia paranoia.
Porque cuando describía los aspectos de la enfermedad tenía la sensación que en cada frase me alejaba mas de MANSILLA al mismo tiempo que me acercaba peligrosamente a KIRCHNER.
Y el cuadro sicótico del Presidente de la Nación si me preocupa. Porque la psicosis paranoide de KIRCHNER tiene tanta potencia, tanta capacidad para agraviar, para odiar y para dañar que bien se transforma en un problema de Estado. Especialmente porque tal paranoia viene dotada de la capacidad de crecer en la misma dimensión que crece el peso de su poder esquizofrénico hasta el punto, no de volcar un camión, sino la de volcar un país…”
La paranoia que evidencia Néstor KIRCHNER y –por aproximación político.conyugal- se transfiere al gobierno nacional encabezado por Cristina KIRCHNER, hace rato que debería dejar de considerarse una patología de la que sufre personalmente. En su locura extrema va impulsando al país a un abismo institucional.
En el entorno gubernamental todos lo saben (Minsitros, Gobernadores, legisladores) pero no hay nadie que se atreva a detenerlo. Opera en el funcionarato Kirchnerista el mismo terror que forjaba la sujeción absoluta de los jerarcas nazis a los delirios de Adolfo HITLER. Nadie se atrevió a sugerirle al Tercer Reich que la “Solución Final” o “el holocausto judío” que suponía asesinar a seis millones de judíos podría resultar “algo cuestionable”; nadie se aventuró ni siquiera insinuar al Fuhrer que invadir Europa y tratar de apoderarse del mundo podría ser un –cuanto menos- un error táctico y le consintieron, le acompañaron y le escoltaron en su enajenación absolutista.
Néstor KIRCHNER está totalmente trastornado y su conducta –ejercida con el poder que ostenta- constituye un riesgo tan cierto como incalculable para la Nación Argentina.
La provincia de Santa Cruz y sus conflictos sociales son la consecuencia de esa enajenación, no lo dude. Néstor KIRCHNER, después de su desventura bonaerense, ha decidido recuperar el poder en su provincia y –todos sabemos- que la seducción no figura como método de acción política. El viene por la provincia como el amo va por su perro; el viene de la única manera que sabe hacerlo: pisoteando a todo el mundo, sin respetar a nadie, disuadiendo, no convenciendo; el viene convencido que el poder le pertenece y que quién gobierna hoy, gobierna porque así él lo dispuso; en definitiva: el viene por lo que considera propio.
PERALTA es el primer escollo a estas aspiraciones, pues el sujeto –una vez en el poder- ha desarrollado aspiraciones propias que al juicio de los KIRCHNER conforman un agravio, un insulto, una traición.
PERALTA no es inocente, claro. Su gobernación es producto de un acto de contrición de los KIRCHNER que después de la tragedia que costó la vida de 14 mineros lo ubicaron al frente de la empresa carbonífera disimulando sus culpas con una lluvia de dinero que aún hoy perdura. PERALTA, en Río Turbio y como interventor de YCRT S.A. permaneció, sólido, solvente y ajeno a los conflictos sociales del 2007 que –uno a uno- se deglutieron a todos los candidatos “naturales” del Kirchnerismo, empezando por “la infanta” Alicia KIRCHNER, la preferida K para “tenerle y cuidarle” el poder a Néstor en Santa Cruz, la que fuera escarniada públicamente un mediodía de verano a la salida de un restaurante en Río Gallegos.
PERALTA no es inocente porque aceptó la mano de KIRCHNER que –en principio- lo puso en la Cuenca Carbonífera y después lo sacó de allí para instalarlo regaladamente a gobernar Santa Cruz. PERALTA no es inocente porque sabe que le debe el gobierno a los KIRCHNER.
PERALTA no es inocente porque en su fuero íntimo sabe que sin la mano de KIRCHNER hubiera sido un mediocre diputado que en el 2009, hubiera terminado su mandato en el 2007 y regresado vaya a saber a dónde.
En este sentido hay algo de conciencia en la lógica de KIRCHNER… se siente traicionado y con fundamentos.
Los habitantes de la provincia de Santa Cruz, a través de una cadena interminable de conflictos laborales y sociales, hoy estamos pagando el precio de una pulseada siniestra entre dos actores: un psicópata y un renegado.
PERALTA juega una guerra de nervios, a sabiendas que el país se escandalizaría ante la renuncia de otro gobernador santacruceño y juega con ello.
KIRCHNER apuesta al caos, de modo que los santacruceños, forzados por las circunstancias, terminen admitiendo que la única salida posible es la instalación de un gobierno de transición conducido por un Kirchnerista leal que en el 2011 le entregue el poder al propio KIRCHNER.
Ambos se equivocan. PERALTA tiene que saber que una guerra de nervios se puede disputar con quien tiene juicio y KIRCHNER no lo tiene. La paliza bonaerense agravó la paranoia K y hoy, todas sus reacciones son irreflexivas, testiculares y que después de ello KIRCHNER no tiene nada que perder.
KIRCHNER, por su parte, debiera saber que la sociedad santacruceña no es la misma que dejó cuando se fue. Que esta sociedad, aunque tardíamente, ha desarrollado un sentido crítico, y bajo tal concepción pudiera hasta admitir la necesidad del alejamiento de PERALTA detrás del orden que hace falta, pero no volverá a admitir a KIRCHNER gobernador, ni nada que se le parezca.
En su juego PERALTA se muestra al lado de los trabajadores en su reclamo en contra de las operadoras. Muy poco creen en la honestidad de este gesto; los antecedentes no lo acompañan. Primero porque fue el mismo el que firmó el Convenio que le puso KIRCHNER sobre el escritorio por el que prorroga por 40 años las vergonzosas concesiones menemistas. Segundo por la muestra de incoherencia al mostrarse apoyando mejoras salariales de empleados privados y renegar de las mejoras que le reclaman los suyos.
KIRCHNER, por su lado, influencia directamente sosteniendo la intransigencia de las operadoras, especialmente sobre REPSOL YPF de la cual participa en sociedad con Enrique SKENAZI. Todos sabemos que el pedido de los petroleros es justo y no es irracional y que las operadoras, fácilmente, pueden resolverlo sin que por ello comprometan en una pisca su formidable renta. No lo hacen porque están condicionados políticamente a la estrategia de KIRCHNER de seguir desfinanciando a Santa Cruz de modo que cada día el gobierno de PERALTA deba depender más del Poder Ejecutivo Nacional, es decir: de él.
En fin: dimes y diretes; dichos y entredichos; paros y movilizaciones; ajustes y desbarajustes; peleas de pobres contra pobres; conflictos sindicales; todos son efectos de una misma causa: la causa del poder, no es otra cosa.
Es que el poder de Santa Cruz es especial, no es poca cosa. El poder en Santa Cruz viene en un combo que contiene la sujeción del Poder Judicial y la incondicionalidad de la Legislatura Provincial. Este combo se denomina “suma del poder público” y garantiza impunidad.
KIRCHNER y PERALTA –en ese orden- la necesitan.
Por Miguel Chazarreta
Para opisantacruz y elsurhoy
Río Gallegos