
El hecho quedó grabado por las cámaras que transmitían el partido que su equipo jugaba contra el Orebro, que finalizó en un empate sin goles.
Hasta el árbitro que dirigía el encuentro se dio cuenta de lo que ocurría y corrió a ponerlos en su lugar nuevamente.
“Un amigo arquero me contó este trucohace algunos años. Yo sólo lo estuve usando de vez en cuando”, confesó Christensen al diario sueco Aftonbladet tras salir de la federación de fútbol local, donde le iniciaron un sumario.
Jonas Nystedt, vocero de esa entidad, declaró que el caso pasará por el comité de disciplina que “ya encargó a un grupo de expertos para que analice las imágenes” y determine si le aplicarán una sanción.