
¿Se trata del famoso chacarero que habría hallado el auto y los cuerpos sin vida de la familia Pomar? ¿O es un simple curioso que ingresó por la fuerza en la escena y debió ser expulsado? PERFIL intentó comunicarse con Gabín en varias oportunidades para que brinde su versión del confuso episodio, pero el funcionario se negó a responder. En cambio, un jefe policial que presta servicio en la Distrital de Salto dijo que se trata de un simple intruso que intentó ingresar en la escena del accidente, aunque otras fuentes consultadas pusieron en duda esta versión.
El video que registra la secuencia está en manos de Asuntos Internos, que intenta establecer quién llegó primero a la escena: Juan Carlos Ruiz –ex jefe de la Distrital de Salto–, el hombre de la remera verde o un tercer testigo de identidad reservada, que aseguró a la señal de cable TN que él llegó al lugar junto con Ruíz y que para entonces ya había gente en el lugar.
Lo cierto es que la versión oficial mantiene desde el mismo martes en el que el Duna Weekend rojo y los cuatro integrantes de la familia Pomar fueron hallados, que el héroe de toda esta historia tiene un solo nombre: el comisario inspector Juan Carlos Ruiz, quien contradictoriamente fue luego separado de su cargo por decisión de Asuntos Internos mientras se investiga el desempeño policial durante los 24 días de infructuosa búsqueda.
Ruiz insiste en que fue él quien durante un rastrillaje se topó con los cuerpos. Asegura que, acompañado por el jefe de calle, decidió durante el feriado del 8 de diciembre rastrillar la ruta 31 (que supuestamente ya había sido rastrillada tres veces por aire y otras tres por tierra) y que cerca de las 16 se topó con la tremenda escena.
Sin embargo, es al menos llamativa la primera fotografía de Ruiz en el lugar del hecho: pantalón de vestir, camisa a cuadros e impecables zapatos, un uniforme poco convencional a la hora de salir a rastrillar: “Cuando está de servicio, un jefe distrital siempre viste su uniforme”, confirmó a este diario un alto jefe de distrito con más de treinta años en la fuerza. Horas más tarde, al ser consultado por los medios sobre su rol en el hallazgo, Ruiz ya había cambiado su atuendo informal por el correcto.
Sospechas en aumento. Es el mismo alto jefe policial quien aseguró a PERFIL que “los rastrillajes en la 31 no se hicieron”, a pesar de que la auditoría realizada por Asuntos Internos reveló que se habían hecho seis, todos con resultado negativo.
Quizás, arriesgan algunos –entre los que se cuenta el mismísimo ministro de Seguridad bonaerense Carlos Stornelli, quien en la mañana de ayer consideró que los encargados del caso “fueron negligentes al prolongar la búsqueda”–, los rastrillajes sí fueron ordenados, pero en lugar de ser efectuados de la manera correspondiente, se asemejaron mucho más a un mero patrullaje, que no incluye ingresar a los campos circundantes, como sí se hizo en otras localidades.
Comparando con otros procedimientos queda en mayor evidencia la falta de profundidad en la búsqueda sobre la ruta 31. El 23 de noviembre, por caso, se realizó un rastrillaje terrestre sobre la ruta 7, del que además participó un helicóptero de la Policía bonaerense. Entonces se sobrevoló desde el peaje de Villa Espil –aquel en el que Fernando Pomar fue fotografiado por última vez– hasta el kilómetro 130. Ciento cincuenta policías participaron del operativo y se introdujeron hasta 400 metros dentro de los campos buscando algún rastro de la familia desaparecida. Si la estrategia se hubiera repetido en todas las rutas, otro habría sido el final de esta historia.
Tampoco se entiende por qué en ninguno de los rastrillajes se utilizó una cámara térmica, que permite detectar la temperatura corporal y que generalmente está en manos de los cuerpos de bomberos –que nunca fueron convocados para rastrillajes a pie por la ruta 31–. ¿Por qué, si el subsecretario de investigaciones del Ministerio de Seguridad, Paul Starc, aseguró que todos los recursos humanos y económicos estaban a disposición de la búsqueda, nunca se recurrió a esta alternativa?
Clamor popular. El viernes por la noche, después de que los cuerpos de Gabriela Viagrán, Fernando Pomar y sus dos pequeñas hijas, Candelaria y Pilar, fueran inhumados en un cementerio privado de Pergamino, cientos de vecinos de esa localidad se congregaron al frente de la fiscalía de Karina Pollice para manifestar su descontento con la investigación. Tanto en Pergamino como en Salto y Gahan, la mayoría descree de la versión oficial.
Colaboró: Valeria Vizzón y Angel Pintos.
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