De acuerdo con los medios paquistaníes, después del ataque se registraron estampidas, hombres armados efectuaron disparos y varios grupos de personas incendiaron decenas de vehículos y medio centenar de establecimientos, además de apedrear a la Policía.
La procesión chií -corriente del Islam minoritaria en Pakistán- transitaba por la avenida Jinnah en el momento de la explosión.
Tanto el presidente de Pakistán, Asif Alí Zardari, como el primer ministro, Yusuf Razá Guilani, condenaron el atentado y llamaron a la población a mantener la calma durante la festividad.
El 'nazim' o máxima autoridad civil de Karachi, Mustafá Kamal, manifestó a los medios que el ataque no iba dirigido contra una confesión religiosa concreta sino contra todo Pakistán.
Desde anoche tienen lugar largas procesiones chiíes en las principales ciudades de Pakistán, donde se intensificaron las medidas de seguridad ante el temor de que se registren episodios de violencia.
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