
Pese a la oposición del Gobierno británico, Shaikh (de origen paquistaní) fue ajusticiado con una inyección letal y no mediante un tiro en la nuca. El disparo en la base del cráneo es la forma habitual de ejecutar a los condenados a muerte en la región de Xinjiang, donde el europeo, de 53 años, fue apresado.
Tanto su familia, como la diplomacia británica, la ONG Reprieve (defensora de condenados a muerte) y la mismísima Organización de las Naciones Unidas habían elevado un pedido de indulgencia, argumentando que Shaikh tenía un trastorno bipolar. Pero la Justicia china aseguró que las pruebas médicas no habían mostrado ningún problema psicológico.
El fallecido -de religión musulmana, casado y con tres hijos- fue detenido en el aeropuerto de Urumqi, a donde llegó en 2007 procedente de Tayikistán. Fue condenado a muerte un año después, ya que la ley china contempla la pena capital para todo aquel que sea apresado con más de 50 gramos de estupefacientes.
El anterior europeo ejecutado en China fue el italiano Antonio Riva, un legendario piloto militar de la I Guerra Mundial, quien fue ajusticiado en Pekín el 17 de agosto de 1951 acusado de complotar para asesinar al máximo líder chino, Mao Tse Tung.
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