
Así lo confirmó el vocero del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Andy David, que adelantó que su gobierno espera la aceptación de la propuesta de dejar la carga en el puerto de Ashod, en Israel, y evitar así un nuevo asalto a un barco humanitario.
Se trata del “Rachel Corrie”, una nave perteneciente a la “Flotilla de la Libertad”, cuyo grueso fue atacado el lunes pasado en aguas internacionales por el ejército israelí, dejando nueve muertos, decenas de heridos y centenares de detenidos.
David sostuvo que los integrantes del barco “hasta ahora han rechazado” la propuesta israelí de dejar los materiales de construcción, insumos médicos y juguetes en el puerto de Ashod. “No veo un enfoque diferente en los miembros de este barco respecto a los anteriores", sostuvo.
Por su parte, Audrey Bombse, abogada de "Gaza Libre", uno de los movimientos que organiza la flotilla, reafirmó el objetivo original de la misión: intentar romper el bloqueo israelí a Gaza, que se remonta a 2006.
"Si Israel quiere que dejemos entrar en el barco a inspectores de la Cruz Roja o de Naciones Unidas, lo permitiremos. Lo que no vamos a permitir es que la inspección la hagan israelíes, que podrían colocar armas en el barco", señaló.
La embarcación lleva a bordo once personas, entre ellas la premio Nobel de la Paz irlandesa Mairead Maguire y a un ex vicesecretario general de Naciones Unidas, Denis Halliday.
Israel prohíbe la entrada a Gaza de varios de estos bienes a causa del bloqueo que mantiene sobre la franja desde 2006 y que pretendía romper la "Flotilla de la Libertad", cuyos 750 integrantes (salvo una decena) fueron ayer deportados a sus países de origen.
La nave "Rachel Corrie" lleva el nombre de la militante estadounidense aplastada por una excavadora militar israelí en Gaza en 2003 cuando se enfrentaba a la demolición de una casa palestina.

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