
Como esos haitianos que esperan una urgente asistencia sanitaria, otros miles, hacinados en los que alguna vez fueron los más bellos jardines de Puerto Príncipe, como el Champs de Mars o el parque de la Primature, aún aguardan la llegada de comida y agua, que cae con cuentagotas. Pero lentamente su espera se está transformando en una bomba de tiempo. Para muchos esto ya estalló: cientos de negocios, supermercados, oficinas gubernamentales y hasta viviendas particulares fueron saqueadas, fruto de la desesperación, el hambre y la sed.
La violencia ya provocó sus propias muertes. En la madrugada de ayer, la policía local abrió fuego en un mercado contra un grupo de saqueadores y mató a uno de ellos de varios tiros en la cabeza. Pero también hay enfrentamientos entre la propia población desesperada. Dos cadáveres, de presuntos saqueadores, aparecieron tirados en la calle. Al parecer, fueron linchados por una multitud enfurecida por los saqueos
En la ciudad ya es frecuente que de la nada aparezcan hombres armados con machetes. Por las noches, desde los montes que rodean a los barrios del centro de Puerto Príncipe, cada vez es más frecuente escuchar disparos.
El temor reinante a que se genere una espiral de violencia tiene fundamento. Miembros de pandillas fuertemente armados, que en el pasado lideraron la mayor barriada de Haití, la violenta Cité Soleil, han retornado a las calles luego de que el sismo dañó el edificio de la Penitenciaría Nacional, del cual escaparon 3000 prisioneros.
La pacificación de esa zona, que era un bastión del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, había sido un logro del mandatario René Préval. No son pocos los que afirman que después del terremoto del martes, muchos de ellos fueron hasta el colapsado Ministerio de Justicia y prendieron fuego las ruinas para destruir los registros sobre su historia criminal. La volátil situación de Cité Soleil plantea serios interrogantes a los esfuerzos de la policía por mantener la situación bajo control.
"Desde el terremoto nadie se ha acercado. Necesitamos comida, agua y asistencia sanitaria. Sólo nos queda esperar. Pero si la ayuda no llega, en una semana la situación aquí puede estallar", advierte el haitiano Cossy Roosevelt, coordinador de ayuda en el pobre barrio de Petion Ville. "De las Naciones Unidas sólo pasa personal armado. Nadie con alimentos ni agua."
En Petion Ville mucha gente improvisa barbijos por temor al brote de enfermedades, en medio de la basura que se apila en las calles. Otros se ilusionan y piden ayuda al ver extranjeros, vistos por algunos como la salvación al infierno que están viviendo.
Pero la ayuda de los organismos internacionales sigue brillando por su ausencia en lo profundo de la capital haitiana. Sólo un camión con "agua gratis", como estaba escrito en su tanque, repartía lo que aquí es más preciado que el oro. Decenas de harapientos haitianos, cargando bidones, formaron fila para recibir parte de la preciada carga enviada por el gobierno de la vecina República Dominicana.
Llamado de atención
El de Roosevelt es un llamado de atención sobre los brotes de violencia que ya se hicieron presentes en las calles, en los saqueos en los barrios más pobres de la capital, que podrían complicar las tareas de rescate y de restablecimiento del orden.
Hasta ahora, la situación parece estar apenas controlada en el centro de la ciudad, una de las zonas más afectadas por el sismo. Pero la deseperación que delatan los rostros de los haitianos pronto puede derivar en furia incontrolable. Porque aquí el gran interrogante es cuánto más puede soportar un ser humano en esas condiciones extremas y con jornadas que superan los 30 grados de calor. Y no generar más violencia.
Ayer, un grupo de haitianos asaltó un camión de la Minustah cargado de alimentos que iba al pueblo de Carrefour. "Hoy tener la comida es peligroso, porque si te quedás con el alimento pueden matarte en cualquier momento", dice a La Nacion el embajador de Venezuela, Pedro Antonio Canino, que coordina las tareas de la delegación venezolana frente a las ruinas del Palacio Presidencial. "Los alimentos que lleguen de Venezuela serán entregados directamente al gobierno haitiano para que lo distribuyan junto con los organismos internacionales."
En el centro histórico todo es destrucción. El Parlamento, el Ministerio de Finanzas, la cancillería, el edificio del correo y la intendencia quedaron reducidos a escombros. En manzanas enteras sólo quedan en pie un puñado de construcciones, y muchas de ellas en riesgo de derrumbe por las réplicas del sismo.
En una esquina, en los restos de lo que alguna vez fue un hotel, todavía se pueden ver las piernas de dos cadáveres aplastados, que ya despiden olor. Hasta allí aún no pudieron llegar los equipos de rescate. Por eso, muchos civiles se encargan con sus propias manos de remover los escombros.
Pero la esperanza de encontrar más personas con vida sigue intacta. Ayer, los socorristas lograron rescatar a cinco personas, tres de ellos de entre las ruinas de un supermercado. Apenas un remanso entre los brotes de violencia y un paisaje desolador de destrucción que lo abarca todo.
La tragedia, día 5
Violencia: las policía haitiana mató ayer a por lo menos dos personas al disparar contra un grupo de saqueadores. Los actos de vandalismo comienzan a extenderse en la periferia de la ciudad, la zona más pobre de Puerto Príncipe, donde por las noches abundan los disparos de armas de fuego.
Damnificados: decenas de miles de haitianos aún no han recibido nada de las toneladas de ayuda internacional que aterrizaron en Puerto Príncipe debido a los graves problemas logísticos que enfrentan los rescatistas y voluntarios.
Enfermedades: con improvisados barbijos, la población de la capital comienza a temer el brote de enfermedades ante la gran cantidad de cadáveres que aún permanecen a cielo abierto.
Seguridad: mientras el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaría hoy el envío de más efectivos, se espera que Estados Unidos finalice el despliegue de unos 10.000 soldados que cumplirán tareas de seguridad, rescate y logística. Además, el presidente norteamericano, Barack Obama, ordenó ayer la movilización de reservistas dedicados a la asistencia médica.
Argentinos: el sacerdote franciscano argentino Antonio Mancuello se encuentra desaparecido en Puerto Príncipe, según denunció ayer su hermano Martín. Hoy arribarán al Aeroparque los restos del gendarme Gustavo Gómez, muerto en la sede de la ONU durante el terremoto.
Rescates: a cinco días de la tragedia, los voluntarios rescataron ayer a por lo menos cinco sobrevivientes de entre los escombros.
Cerca de 600 aviones en cinco días
WASHINGTON (ANSA).- El comandante norteamericano responsable del control del tráfico aéreo en el aeropuerto de Puerto Príncipe reveló ayer que unos 600 vuelos arribaron y despegaron de Haití desde que Estados Unidos tomó el control de la estación aérea. El coronel Buck Elton dijo que a Haití están llegando aviones y ayuda de otros 30 países, y en el aeropuerto las condiciones operativas están al máximo de la capacidad. "Estamos haciendo en Haití exactamente lo mismo que se hace en los grandes aeropuertos. Con la diferencia de que en Haití estamos haciéndolo sin medios de comunicación, electricidad y
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