
"La clave para que la calma y la estabilidad política se restablezcan en Honduras pasa por permitir que el depuesto presidente Manuel Zelaya cumpla su período", reiteró (y van...) el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, quien actuó (sin éxito alguno) como mediador en la crisis. Arias se encuentra en Miami, en el tradicional seminario anual organizado por el diario The Miami Heralde.
Harto, Arias advirtió que, si se llevan a cabo elecciones con un gobierno de facto, la comunidad internacional podría no reconocerlas y convertiría a Honduras en una país paria, sería algo como "la Albania centroamericana".
"Invité a (Manuel) Zelaya y a (Roberto) Micheletti a San José para que negociaran, pero no fue posible sentarlos juntos a la mesa. Es difícil llegar a un acuerdo si no se miran a los ojos", expresó Arias, quien participó como orador principal en la Conferencia de las Américas, en Miami. "Un golpe vestido de seda, golpe se queda", afirmó.
De esa mediación salió el Acuerdo de San José, un documento que incluía peticiones a uno y otro lado para llegar a una solución pacífica. Entre esas peticiones estaba que el Congreso hondureño decretara una amnistía a ambos bandos, estableceriera una comisión de la verdad y una comisión de verificación y seguimiento para sancionar a quien se desvíe de la línea determinada por el Acuerdo.
"Es lo único que hay sobre la mesa", dijo Arias, que además afirmó que tuvo que leerse detenidamente la Constitución de Honduras para ejercer su labor de mediador. "Creo que no hay peor Constitución sobre la faz de la Tierra, porque entre tantas cosas no hay una manera de hacer un juicio político si es que el Presidente comete delitos o violaciones a la Constitución, por eso la única manera de sacar a Zelaya fue en un avión y a punta de metralleta".
Es evidente que, más allá de Zelaya, Honduras tendrá que buscarse una nueva Constitución.
Arias cree que si no se puede convocar a una Asamblea Constituyente, al menos se deberían introducir modificaciones constitucionales.
El Nobel de la Paz habló con el presidente de facto, Roberto Micheletti, y éste le prometió que derogarían los decretos que restringen las libertades individuales de los hondureños impuestas el pasado fin de semana. También le prometió a Arias que se reunirá con el Congreso y el poder judicial para levantar estas medidas que también restringen la libertad de expresión de las personas y de los medios de comunicación.
Arias critica abiertamente la llegada por sorpresa y casi clandestina de Manuel Zelaya a la embajada de Brasil diciendo que no era parte del acuerdo de San José. "Los mensajes violentos y las llamadas a la insurrección no ayudan a conseguir acuerdos. El único perjudicado es el pueblo de Honduras, porque les han cortado la ayuda internacional. Hay que ser cuidadoso con las palabras".
Los hondureños residentes en Miami -casi tan obtusos como los anticastristas, gracias a quienes siguen los Castro Ruz en el poder- se manifestaron en el exterior del lugar donde se realizaba la Conferencia de las Américas. "El inicio del problema es Óscar Arias porque es él quien está pidiendo la restitución de Zelaya. La solución son las elecciones del 29 de noviembre y si la comunidad internacional no nos la reconoce nosotros seguiremos", declaró uno de sus portavoces.
Pablo Ordaz entrevistó en Tegucigalpa, para el diario madrileño El País, al jefe militar Romeo Vásquez, quien sacó del país en pijama a Manuel Zelaya, y avaló el arribo de Roberto Micheletti a la Casa Presidencial. Lo interesante es que el general Vásquez sigue sin reconocer su participación en los hechos. Con una sonrisa en la boca, recita una frase que a él le suena rotunda: "Hay quien dice que fue un golpe de Estado. Si de verdad lo hubiese sido, yo sería ahora mismo el jefe del Estado".
Una torpeza o hipocresía de Vásquez porque hoy día los golpes de Estado no necesitan imponer a militares. De hecho, en la Argentina ocurrió uno en 2001 a cargo de civiles.
La entrevista:
-General, ¿quién dio la orden de sacar a Zelaya del país?
-Bueno, esas situaciones se manejan a nivel de lo que son otros juzgados competentes....
-Pero alguien les daría la orden....
-Bueno, vayan a preguntar a los juzgados, ahí están siendo manejadas las situaciones...
-Pero ustedes tenían el control en ese momento. ¿Quién tomó la decisión? ¿Quién lo sacó?
-Bueno, son los juzgados los que...
-Pero hay políticos que dicen que ustedes se extralimitaron en esa decisión...
-Nosotros no podemos hacer declaraciones porque hay una investigación en proceso y por tanto tenemos que respetar... Eso es lo que nosotros debemos hacer, respetarnos.
Y el general Romeo Vásquez, fuertemente escoltado, se escabulle del acoso de los periodistas, se sube a su camioneta blindada y se va.
En tanto, también habló el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras, Ramón Custodio. Él le pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA), a la Organización de las Naciones Unidas y al gobierno de Estados Unidos, que sean más respetuosos de la dignidad del pueblo hondureño:
> "Esto sí lo quiero dejar bien claro, Honduras sigue siendo un Estado, sigue siendo un pueblo y nos debe respetar tanto la OEA como la ONU y cualquier otro gobierno”.
> “El gobernante brasileño tiene que responder ante un foro internacional, en algún momento, y si llega haber algún baño de sangre, en este país, por la culpa del señor Lula, será responsable y podemos ir a los tribunales penales internacionales para acusarlo de cualquier acto y derramamiento de sangre hondureña, de cualquier bando que sea”.
> “No, entiendo que esto es una forma de reacción, no creo que tenga una política y lo voy a decir con toda la palabra, yo no sería la persona que me prestaría a convertir a Honduras en una Venezuela y lo digo así claramente, estoy en contra de las restricciones a la libertad de expresión en Venezuela como lo estoy en Tegucigalpa y en Honduras”.
> “Esa es mi diferencia con otros que ven los derechos humanos de manera parcial y tergiversada. O se está por la libertad de expresión o se está en contra de ella”.
> “Yo no sería la persona que me prestaría a convertir a Honduras en una Venezuela y lo digo así claramente, estoy en contra de las restricciones a la libertad de expresión en Venezuela como lo estoy en Tegucigalpa y en Honduras”.